Descripción
La mujer policía asiática tenía una pista muy firme. Estaba completamente segura de que el tío que estaba persiguiendo estaba en el autobús. Lamentablemente, ese mafioso tenía demasiados contactos. Antes de que ella lo detuviera, el jefe la llamó para decirle que lo dejara en paz y le dejara hacer lo que le saliera de los cojones. La pobre policía, de tener casi detenido al criminal mas peligroso de la ciudad, pasó a estar siendo manoseada, exhibida y humillada en medio del autobús delante de unos cuantos hombres. Los muy cerdos, después de calentarse mirándole las tetas, el coño y el culo, se le echaron encima y se la follaron en manada. ¡Qué vergüenza que pasó!
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