Descripción
De repente, estando en medio del campo, mi esposa y yo notamos que un tío se lo pasaba dando vueltas intentando encontrar un sitio en el cual esconderse. Se estaba meando encima y necesitaba orinar de forma urgente, pero no se animaba a hacerlo frente a mi mujer. La situación nos dio mucha risa, pero también bastante morbo. Mi esposa me pidió permiso para hacer una guarrada y yo acepté con la condición de que me dejara grabarla. Entonces, se acercó al hombre, sacó su polla y se la sostuvo mientras descargaba una abundante meada. Después se la guardó, le subió la cremallera y se fue saludándolo como si nada. ¡Qué situación más bizarra!