Descripción
Hace algunos años, mi esposa y yo teníamos muchos problemas económicos y ella me propuso convertirse en una prostituta de lujo para poder pagar las deudas. Yo acepté con la condición de que no se dejara follar por ningún negro. No quería que le destruyeran el coño con una de esas pollas enormes que tienen, y ella estuvo de acuerdo. El problema es que después de un tiempo, ella empezó a envejecer y a engordar, así que además de tener muchos menos clientes, su precio bajó considerablemente. Fue entonces cuando tuvimos que conseguir un chulo para que la representara y, desde entonces, no para de follar con negros todos los días. Yo no estoy de acuerdo, pero ella me mantuvo tanto tiempo chupando pollas y vendiendo el coño cuando era joven y guapa que ahora, siendo una madura BBW, decidí respetar su decisión.
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