Descripción
La orden de mi papá fue muy clara. En su ausencia, mi madrastra estaba obligada a darme todos los gustos. No importaba lo que yo quisiera. Ella tenía que satisfacer mis caprichos para complacer a mi padre. Lo que papá nunca imaginó fue que lo único que yo querría de ella sería sexo, porque hacía años que le tenía ganas. Moría por ver, chupar y tocar esas ricas tetas. Quería follarle el chocho y el culo, y ponerla a masturbarme y mamarme la polla varias veces al día. No sé cómo se lo habrá pasado mi padre durante el viaje, pero de lo que sí estoy seguro es de que yo me lo pasé genial.