Descripción
Ginebra Bellucci estaba completamente desnuda, boca abajo sobre la camilla y con el cuerpo embadurnado de aceite. El masajista, con solo posar las manos sobre su cuerpo, ya se había puesto cachondo. El culo de la morena es tan perfecto que de solo mirarlo te pone la polla como una piedra. De pronto, al masajista se le fueron las manos y empezó a tocárselo. Sus dedos se dejaron llevar por el aceite y le hincó el mayor hasta el fondo del ojete. Ginebra reaccionó inmediatamente, pero dando un gemido de excitación tan claro que el hombre se animó a penetrarla y acabó follándosela por el culo.