Descripción
Estas dos secretarias tetonas vivieron la experiencia más horrorosa y humillante de sus vidas aquella mañana. La rubia acababa de entrar en la oficina cuando un ladrón la pilló en la puerta, le apuntó con un arma, le quitó la ropa y la ató y amordazó desnuda. A los pocos segundos apareció su compañera morena, quien fue sorprendida por el ladrón mientras intentaba ayudarla. Obviamente, el muy cerdo también la puso en bolas y la ató. Un rato después, sus compañeros de trabajo entraron por la puerta y las encontraron desnudas, atadas y avergonzadas. El ladrón, cuando fue capturado, confesó ser un maniático sexual amante del bondage, la humillación y el exhibicionismo. Por sus gustos BDSM, fue declarado inimputable y lo internaron en un manicomio.
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